Hoy hemos querido compartir con vosotros un poco de historia sobre los palacios en El Puerto de Santa María. Como sabéis, Casa nº 6 es uno de los hoteles en los que podéis alojaros para disfrutar de nuestra cultura:
José de las Cuevas publicaba un gran artículo en ABC definiendo a la ciudad de El Puerto de Santa María como «La Ciudad de los Cien Palacios». Y es que desde los orígenes de la empresa americana, la villa de El Puerto de Santa María desempeñó un papel destacado que iría aumentando en intensidad hasta los siglos XVII y XVIII. A ello contribuiría en gran medida el ambiente marinero de la ciudad bajomedieval. Pero sería a lo largo de la Edad Moderna, cuando nuestra ciudad se prolongaría hacia el Atlántico, convirtiéndose en importante puerto exportador y mercantil de productos de la zona, y en intermediario entre el interior de la península y el continente europeo con las tierras americanas.
Al amparo de este comercio, se fueron instalando en nuestra ciudad, y otras vecinas, un importante número de comerciantes nacionales y extranjeros que acabarían constituyendo un activo e influyente grupo social y participando intensamente en el gobierno local, los Cargadores a Indias. Además éstos eran en ocasiones cosecheros y armadores de buques e incluso propietarios de molinos de aceite, traficando con productos propios. Los más comunes eran los tradicionales aceite, vino, sal o pescado, además de vinagres, aguardientes y textiles.
El colectivo de Cargadores a Indias se hizo fuerte en el siglo XVII cuando las, entonces favorables perspectivas atrajeron a esta zona a un buen número de comerciantes que hicieron de la ciudad un centro comercial y cosmopolita.
Estos procedían en buena parte de la aristocracia de origen vasco-navarra y del norte peninsular, aunque no faltaron italianos, flamencos o personas procedentes de otras regiones españolas.La vasco-navarra era una aristocracia de dinero y sangre que ocupó un lugar privilegiado en la sociedad local, participando incluso en el gobierno municipal. En general todos estos comerciantes persiguieron ennoblecerse, cosa que su rápido enriquecimiento haría posible en la mayoría de los casos, uniéndose al grupo de nobles hidalgos o miembros de órdenes militares.
En 1.717 se produjo el traslado de la Casa de Contratación desde Sevilla a Cádiz, ofreciendo un nuevo protagonismo comercial a la Bahía del que El Puerto no quedaría privado.
Pero a partir de los últimos años desde el siglo XVIII y debido, entre otras razones, al decreto de libertad de comercio con las colonias (Carlos III, 1.788), nuestra ciudad se debilitó frente a Cádiz en lo que al tráfico ultramarino se refería, comenzando una decadencia comercial que se fue sustituyendo por nuevos horizontes económicos.
Además de contribuir con sus ganancias al incremento de un rico patrimonio artístico, sobre todo religioso, los Cargadores a Indias levantaron en la ciudad importantes edificios palaciegos que, cientos de años más tarde, la apodarían con el nombre de «Ciudad de los 100 Palacios». Lamentablemente muchos de ellos han desaparecido. Otros, aun se conservan en la silueta o en la memoria de nuestras calles y plazas, como los de Imblusqueta, Rivas, Oneto, Araníbar, Voss, Villarreal y Purullena, esparcidos por todo nuestro territorio.